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Chupito de granada, mandarina y vodka con larvas de escarabajo de la harina. |
El día 26 de noviembre de 2014 tuvieron lugar las I Jornadas Gastronómicas de Insectos organizadas por la Dra. Estefanía Micó, Cinta Quirce,Eduardo Galante y otros integrantes del Instituto Universitario CIBIO (CentroIberoamericano de la Biodiversidad)en la Universidad de Alicante. Tras tres años de exitosos cursos en los que se iniciaba a la sociedad en las propuestas de la FAO, los organizadores propusieron una experiencia gastronómica de la mano de restauradores locales. Así, tras una muy ilustrativa conferencia, tuvo lugar la cata de insectos en el restaurante Mar i Terra del Club Social I de la Universidad de Alicante.
La Dra. Estefanía Micó fue la ponente en la mencionada conferencia. En la misma, se reflexionaba sobre las razones por las cuales comer o no comer insectos. En el mundo, más de 2000 millones de personas comen insectos en su dieta habitual, siendo muy común en Latinoamérica, Asia y África. En las sociedades europeas y norteamericanas (excepto México), este tema es tabú, hasta el punto de que en España está prohibida la venta de insectos para consumo humano. Sin embargo, en países como Bélgica u Holanda ya existe una legislación permisiva con estos animales de consumo humano y hasta se ha abierto algún restaurante que ofrece insectos a sus clientes.
Actualmente ya se dispone de datos de componentes nutricionales de los insectos y, en casi todos los casos, los niveles son mejores que en las fuentes habituales de proteínas en las dietas occidentales (carnes y pescados principalmente). Los insectos tienen elevados contenidos en proteína (a veces incluso más del 50% de su peso seco), gran cantidad de grasas poliinsaturadas (las comúnmente llamadas “grasas buenas”) y bajos niveles de colesterol, tan preocupante para la salud si no se ingiere en cantidades adecuadas. Además, la quitina (componente principal del exoesqueleto de los artrópodos), no puede ser digerida por el ser humano, por lo que se convierte en un aporte excelente de fibra natural (equiparable a la de productos integrales, fruta y verdura y suplementos alimenticios).
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Coca de morcilla y pipas con larvas de escarabajo de la harina. |
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La Dra. Estefanía Micó, en la conferencia: "Comer insectos... Un regreso al pasado con mucho futuro". |
La población humana ya supera los 7 mil millones y se prevé que para 2050 se superen los 9 mil millones. La superpoblación, la saturación de las ganaderías, las piscifactorías y los cultivos, así como la pérdida de pastos, biodiversidad y el calentamiento global son problemas totalmente relacionados con esto. Los insectos tienen alta eficiencia en la transformación de la energía, 5 veces mayor a la del ganado vacuno, y como de ellos el cuerpo humano aprovecha hasta el 80% (mientras que del vacuno solo el 40%), su eficiencia como alimento llega a ser 12 veces superior al de las vacas. Esto permitiría alimentar a más personas con la misma cantidad de esfuerzo y recursos. Además, sólo emitirían un 1% de los gases de efecto invernadero de lo que las reses emiten, lo que repercutiría positivamente en el cuidado del medio ambiente y la remediación del cambio climático.
En definitiva. El consumo de insectos está totalmente justificado. Con más de 1 millón de especies potenciales, las posibilidades se multiplican. No se trata de sustituir un solomillo o un salmón por chapulines, hormigas culonas o larvas de escarabajos de la harina sino de diversificar la dieta. Si comemos a sus “hermanos” en la evolución, deliciosos crustáceos como las gambas rojas de Dènia, clótxinas de Valencia, centollos de Galicia y ostras atlánticas ¿por qué no comer insectos?
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Uno de los platos de la degustación: delicias de Elche con chapulines. |
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Piruleta de fresa con escorpión incluido. |
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Degustación de insectos en el restaurante Mar i Terra de la Universidad de Alicante. |
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Paella de verduras con hormigas culonas. |
GJSD.