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Nacido en Titaguas, provincia de Valencia, en el año 1777, Simón de Rojas Clemente y Rubio fue otro de los insignes botánicos que el siglo XVIII nos legó. Discípulo aventajado de Antonio Jose Cavanilles este teólogo, filósofo y filólogo de formación, pronto encontró en la Naturaleza su verdadera vocación y de la mano de su mentor emprendió los estudios de botánica en el Jardín Botánico de Madrid. Al poco de instalarse y a la temprana edad de 25 años, Simón de Rojas Clemente ya publicó junto a su compañero y amigo Mariano Lagasca su primer estudio, una Introducción a la Criptogamia española, incluida en el tomo V de los Anales de Ciencias Naturales, demostrando su excelente integración en las altas esferas científicas de la época.
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Imagen de Simón de Rojas Clemente impresa en un panel informativo en el Jardín Botánico de Valencia. |
Pronto sus estudios complementarios en filología árabe y sus amistades, entabló relación con el famoso espía Domingo Badía también conocido como Alí Bey, le llevaron a emprender numerosos viajes por Europa y el norte de África, de los que extrajo un enorme bagaje cultural y científico que a la postre marcaron su estilo y obra y que sin duda contribuyeron al asentamiento de su sobrenombre “El sabio moro”. Así pues sus estudios estuvieron siempre muy orientados hacia lo islámico, centrándose sobretodo en Andalucía (cuna de la cultura musulmana) donde realizó varios trabajos entre los que destacan la Historia Natural del Reino de Granada o Variedades de la vid común que vegetan en Andalucía, publicada esta última en 1807 y que le llevó a ser una de las máximas autoridades de la época en ampelografía (estudio de los tipos, variedades y frutos de la vid).
Ya en 1814, tras los tumultuosos años de la Guerra de la Independencia Española, Simón de Rojas volvió a Madrid para ocupar su plaza de bibliotecario en el Real Jardín Botánico, donde en colaboración con su amigo y ahora director, el zaragozano Mariano Lagasca, continuó con su misión investigadora. De esta última época de su vida, hasta su muerte en Madrid en 1827, destaca su importante labor en los campos de la agronomía y agricultura y su breve pero intenso paso por las cortes valencianas como diputado.
JMMP