¿Qué me dirían si les dijera que existe la manera de mantenerse siempre joven? Exacto, no envejecer. ¿O si les comentara la posibilidad de regenerar sus extremidades en caso de accidente? Además, ¿No les gustaría ser tan versátiles que pudieran elegir vivir indistintamente en el agua o fuera de ella?
Parece casi una utopía, ser inmortal, respirar bajo el agua y si por alguna de aquellas perdiéramos un miembro, regenerarlo con la facilidad con la que cambiamos una pieza estropeada. Pues aunque parezca una excentricidad, existe en el reino animal un grupo capaz de todo esto y de mucho más. Hablamos por supuesto de los Anfibios y más concretamente de las salamandras, en este su año; el 2014, Año de las Salamandras.
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Grupos de conservación en colaboración con PARC han designado el año 2014, como el Año de la Salamandra. © 2011 Partners in Amphibian and Reptile Conservation. |
A las ya conocidas cualidades de estos mágicos animales como son la neotenia (a la que ya dedicamos una entrada en Grubial), la regeneración tisular o el característico desarrollo metamórfico, que permite a los anfibios pasar una parte de su vida bajo el agua, respirando por medio de branquias y otra en tierra, con verdaderos pulmones, se suma ahora una asombrosa facultad única entre los vertebrados: la endosimbiosis fotosintética. O lo que es lo mismo, la capacidad de un organismo de aprovechar, mediante una relación simbiótica, productos generados por otro organismo fotosintético (Kerney et al. 2011).
Si bien la relación simbiótica entre la salamandra moteada, Ambystoma maculatumShaw (1802) y el alga verde Oophila amblystomatis Lambert ex. Wille (1909) se conoce desde hace más de 120 años (Orr 1888), hasta el momento la naturaleza de esta relación mutualista se había considerado ectosimbiótica. Sin embargo el trabajo de científicos canadienses y estadounidenses, bajo el mando de Ryan Kerney del departamento de biología de la Universidad de Dalhousie, Canadá, viene a demostrar que dicha relación es más íntima de lo anunciado, ocurriendo a nivel intracelular, es decir, endosimbióticamente.
Gracias al esfuerzo conjunto de una técnica de autoflorescencia clorofílica y de la amplificación del DNAr 18S hallado en tejidos y células embrionarias de la salamandra moteada, se confirmó la presencia de estas algas durante buena parte del desarrollo embrionario del anfibio. Lo que hace más inaudito este fenómeno es, que debido al complejo sistema inmunológico adaptativo que presentan los vertebrados, para que esta extraña asociación prospere, la invasión exógena algar debe preceder a la respuesta inmunitaria embrionaria, ya que de lo contrario el mecanismo inmunológico impediría esta incursión. En consecuencia, todo parece indicar que la entrada de las células del alga se produce antes de la formación del huevo, en el oviducto de la hembra adulta, corroborando la excepcionalidad del fenómeno.
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Células de algas previamente dispuestas en la cápsula del huevo, adyacente al blastoporo (B) invaden el huevo y los tejidos del embrión (A). (Kerney et al. 2011) |
Esta curiosa simbiosis genera para las algas un beneficio derivado del aprovechamiento de los desechos nitrogenados del embrión, mientras que estos se benefician del aumento de las concentraciones de oxígeno asociado a la actividad algar. Además se ha demostrado que la presencia de estas algas disminuye la mortalidad embrionaria, propicia una eclosión sincrónica de los huevos y favorece el desarrollo posterior de la larva.
Más allá de los beneficios producidos en una especie concreta, la importancia de este descubrimiento radica en la unicidad de este tipo de interacción celular. El estudio de esta asociación única puede generar nuevas pistas sobre el funcionamiento del complejo reconocimiento celular o sobre la posibilidad del intercambio de metabolitos o ADN entre organismos.
JMMP
Bibliografía
Kerney, R., Kimb, E., Hangarterc, R.P., Heissa, A.A., Bishopd, C.D. and Halla, B.K. (2011) Intracellular invasion of green algae in salamander host. PNAS, vol 108, no. 16, pp: 6497–6502.